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miércoles, 8 de mayo de 2013

UN COMPROMISO REAL CON LA INTEGRACIÓN


Por: María Leonor Velásquez Arango


Con preocupación leía este fin de semana la crónica de este diario con el título ‘Integración Centro-Sur baja la velocidad’; la sensación que me quedó después de leer este artículo es que hay voluntad, pero no tiempo para reunirse. Con afirmaciones como ‘el ánimo se mantiene a pesar de que la agenda propia de sus cargos les impone otros compromisos’, ‘los alcaldes deben atender muchas otras obligaciones y las actividades de la administración y comienzo de año nos llevaron a parar’, ‘le seguimos apostando a la integración… no creo que esto termine en nada’, ‘hay una decisión tácita para asociarnos, el problema es que con el día a día nadie se ha podido sentar con calma a definir’, ‘el dilema es que los alcaldes poco están al tanto de esas acciones’.
La agenda pública y también la de cada persona son el reflejo de lo que realmente se considera importante; es relativamente fácil decir que no hemos hecho algo porque no hemos podido sacar el tiempo, pero cuando algo es vital no se aplaza. ¿Será que estamos poniendo tantas prioridades que al final terminamos con lo que yo llamo ‘la lista de mercado’ que no nos permiten saber qué es lo realmente importante?

Si desde el comienzo estamos pensando, como dice uno de los alcaldes en su declaración ‘no creo que esto termine en nada’ va a ser realmente difícil llegar a algún sitio. La intencionalidad que ponemos en lo que hacemos es un elemento esencial para obtener el resultado deseado, especialmente si se trata de desarrollar conjuntamente una idea que de hecho es compleja.
Por otra parte, están todas las obligaciones y actividades de una administración; seguramente son muchas, las de los alcaldes y las de quienes ponen voluntariamente su tiempo para pensar y desarrollar este tipo de propuestas. El tener muchas cosas por hacer nos lleva nuevamente a la pregunta ¿cuál sería la prioridad? Si lo que realmente importa es construir opciones hacia el futuro, probablemente este tema estaría en primera línea en las agendas de nuestros dirigentes, pero es posible que, para algunos, la prioridad sean las acciones que generan resultados de corto plazo que se pueden capitalizar en una siguiente etapa de la carrera política más que el desarrollo sostenible, la competitividad y la calidad de vida.
Ahora bien, si los alcaldes están tan interesados en el tema y son conscientes de su relevancia para el desarrollo futuro, y existe la voluntad para llegar a un acuerdo sobre la esencia de la integración, si el comité académico ha seguido reuniéndose de manera responsable y con la profundidad que caracteriza este sector, y si los alcaldes y sus equipos no tienen tiempo para este tipo de reuniones ¿por qué no consideran otras maneras de mantener abierta la conversación para estudiar las propuestas y darles viabilidad?
Existen diferentes mecanismos para la participación y la construcción colectiva y no necesariamente se requiere que todos estén sentados a la misma hora en el mismo espacio. Lo que sí es fundamental es tener una actitud suficientemente abierta para escuchar y analizar las diferentes alternativas, creer en el valor de una integración estratégica con la región que permita capitalizar las fortalezas y generar soluciones conjuntas para temas que sin duda afectan a todos por igual, estar dispuesto a comprometerse con la solución que se plantee y sobre todo desarrollar las acciones que permitan concretar las propuestas y obtener un resultado.
Lo que a veces está detrás de no tomar decisiones y asumir compromisos, no sé si este sea el caso de la Región Centro-Sur, es que las soluciones que se estén analizando tengan algún riesgo o costo particular que algunos actores no estén dispuestos asumir, desde ahí se aplazan las decisiones y aparecen toda clase de justificaciones, seguramente muy válidas pero ¿será que hay otras alternativas que permitieran concretar el interés y la voluntad en decisiones y acciones efectivas?
¿Qué necesita soltar cada municipio para que se dé la integración? ¿Cuáles son los egos o intereses particulares que se deben deponer para encontrar soluciones conjuntas? ¿Cuál sería el costo de no avanzar en esta integración con nuestros vecinos? ¿Será posible lograr solos los niveles de desarrollo físico, social y económico que necesitamos?
Hay suficientes ejemplos, a nivel nacional el del Valle de Aburrá -Medellín con otros 9 municipios- y a nivel internacional el del País Vasco -41 ciudades incluyendo Bilbao, Vitoria, San Sebastián, entre otras-. Tal vez no deberíamos quedarnos pensando que es posible dejar el tema para después y que podemos continuar avanzando desde los esfuerzos particulares de cada localidad.
Creo que la integración no es una opción sino una necesidad para lograr el desarrollo de cada municipio, estoy convencida de esto y así lo demuestran los casos de éxito en el mundo y también en nuestro país. Me refiero a una integración estratégica que implica identificar en primer lugar el propósito de la unión, teniendo claro cuáles son las fortalezas de cada uno y cuáles son las debilidades; qué cosas y en qué sectores se pueden generar sinergias y en cuáles se necesita avanzar por caminos diferentes. No sé cuál sea la figura jurídica más conveniente, eso lo dirán los expertos; sin embargo, creo que no cabe duda que necesitamos unirnos para superar muchas de las brechas que hoy tenemos como territorio.

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