Manizales, Villamaría, Chinchiná, Neira y Palestina trabajando juntos por el desarrollo subregional.

sábado, 20 de abril de 2013

SUBREGIÓN CENTRO-SUR & CIUDAD-REGIÓN


Gonzalo Duque Escobar *


Enfrentar los desafíos que la planeación y el ordenamiento del territorio imponen para una planificación moderna que obliga a pensar en ciudades amables, verdes y competitivas, sin guetos urbanos ni zonas de riesgo, con una coherencia social, ambiental, económica e institucional que garantice la estructuración del complejo territorio rur-urbano caldense a partir de la construcción de sinergias culturales y ambientales, surgidas de procesos participativos a nivel metropolitano en la subregión centro sur, obliga a contemplar el ordenamiento de la cuenca del río Chinchiná, la ruralidad donde Manizales cuenta con 29 mil habitantes, el desempleo, las limitantes de conectividad con Villamaría y Neira, los temas del riesgo como el calentamiento global, la conurbación del Eje Cafetero como factor de subsistencia y el aprovechamiento de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero PCC, entre otros asuntos.



Afortunadamente los procesos están en curso y las dinámicas se nutren de lecciones aprendidas de virtuosos líderes de la aldea de bahareque de los albores del siglo XX, que pese a las enormes dificultades de Aerocafé, a la tortuosa marcha de Tribugá, y a lo que he llamado “Sueños en el tintero” para referirme al Túnel Cumanday que en el corazón del triángulo de oro colombiano articularía las cuencas andinas, y al ferrocarril verde para un corredor logístico de conexión interoceánica entre Urabá y Tribugá, también nuestra clase política soporta en las alianzas de integración para el desarrollo de la subregión caldense, con una iniciativa histórica de las Alcaldías y Concejos Municipales y sus Consejos de Planeación Territorial que empieza a implementarse con el acompañamiento de nuestro Gobernador, Diputados y Parlamentarios caldenses.

Para encontrar puntos de convergencia, posiblemente habrá que pensar que el modelo urbano centralizado ha fracasado, por lo que deberá pensarse en una conurbación satelital con núcleos autosuficientes provistos de infraestructura social, cultural y económica, distribuyendo las oportunidades de conformidad con las ventajas comparativas de este territorio, buscando crear las condiciones necesarias que capitalicen sus fortalezas y potencialidades, para no generar conflictos ni palidecer por las amenazas de la competencia urbana; habrá que echar mano de la herramienta de Ley más poderosa para la integración, máxime ahora que el nuevo ordenamiento territorial pasa de la limitada y obsoleta dimensión municipal de la planeación, a una del orden territorial resultado de la articulación de los entes territoriales al condicionar los recursos de inversión del Estado a los impactos regionales.

En el nuevo escenario, Manizales aportará su potencial económico y oferta de servicios urbanos como ciudad intermedia; Palestina sumará los beneficios de Aerocafé como fórmula de la cual depende el bioturismo del PCC en toda la ecorregión, además de su zona recreacional de suave clima ubicada en Santágueda; Villamaría además de su natural vocación de dormitorio que no obligue a las presiones indeseables que avanzan sobre La Aurora, contribuirá con el invaluable potencial turístico y ambiental de un segmento del Parque Natural de los Nevados, gracias al contenido paisajístico de los bosques biodiversos de niebla de la subcuenca del Rio Claro, con sus terrazas de depósitos vulcanogénicos heredados de una dramática fase explosiva del antiguo Ruiz y sus fuentes termales; Neira como portal de la ruta de la colonización y su patrimonial arquitectura del bahareque en que se soporta el PCC, hará lo propio ofreciendo la posición geoestratégica de las tierras bajas de Planes y El 41, aptas para una verdadera zona industrial ligada a los corredores férreos y viales del cañón del Cauca, y sin los riesgos y desubicación de la Zona Franca Andina y parques industriales de la Quebrada Manizales; y finalmente, la gloriosa Chinchiná que encarna la herencia cultural del caucano librepensador, que entrará como epicentro de los beneficios de la conurbación cafetera cuando se desarrolle Aerocafé e interactuemos como ciudad región con Pereira.

Finalmente, sí la urgencia de las megalópolis es volverse internacionalmente competitivas y manejar problemas de escala, y la de los pequeños poblados articularse a un centro urbano vecino desarrollando una competencia para resolver sus falencias como ciudad, otra cosa es la urgencia para las ciudades intermedias que de no conurbase con un centro urbano similar y cercano palidecerán, algunas en medio de su soledad y otras al sufrir fenómenos de vaciado. Si Medellín es una ciudad intermedia grande y Pereira y Manizales ciudades intermedias pequeñas, la suerte de una y otras dependerá de su complementariedad, fruto de acuerdos para prevenir los efectos de una competencia económica originada en los procesos metropolitanos. Así la integración del Eje Cafetero que empieza por consolidar las áreas metropolitanas de sus capitales y obliga a diferenciar competencias en las funciones urbanas, también será la fórmula para estructurar un eje de desarrollo en el Occidente Colombiano, vital para Medellín al prevenir los procesos de vaciado sobre Pereira o Manizales que le impedirían resolver su soledad en el Occidente Colombiano.

* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://gonzaduque.es.tl [Ref.: La Patria, Manizales, 2012-06-11]

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