Manizales, Villamaría, Chinchiná, Neira y Palestina trabajando juntos por el desarrollo subregional.

sábado, 20 de abril de 2013

INTEGRACIÓN SUPRAMUNICIPAL


Juan Guillermo Vieira[1]

El proceso de descentralización y el cambio de la Constitución de 1886 por la de 1991 significó un cambio radical en la forma de concebir los municipios en Colombia. La denominación de entidad fundamental de la división político - administrativa del país con autonomía fiscal, política y administrativa tuvo repercusiones inmediatas en la configuración del sistema político, por una parte los efectos de la elección local de sus propias autoridades, y por la otra la asunción de nuevas responsabilidades locales en materia de gestión de políticas públicas, ambas dinámicas transversalizadas por el conflicto armado y el narcotráfico.
Esta dinámica descentralizadora genera diversas miradas después de más de 20 años de puesta en marcha, por una parte podríamos evaluarla a la luz de los objetivos que se trazaron quienes la impulsaron, o a la luz de los cambios políticos en el marco de la tensión descentralización – recentralización, entre otras. No obstante hay un aspecto olvidado, con el que está directamente relacionada, con orígenes remontables a la Reforma Constitucional de 1968, y revitalizado en el marco de los cambios normativos impulsados por el Presidente Santos, se trata de la integración supramunicipal.


Las asociaciones de municipios y las áreas metropolitanas son las primeras manifestaciones normativas de nuestro régimen administrativo respecto a la integración supramunicipal, como ya dijimos incluidas en la reforma constitucional de 1968. Tras 45 años tenemos 6 áreas metropolitanas debidamente reconocidas, y entre estas no todas funcionando a cabalidad en lo que tiene que ver con su función ambiental o como autoridad de transporte. En cuanto a asociaciones de municipios los datos no son claros, estimándose en existencia cerca de 54 según la Federación Colombiana de Municipios, sin considerar su funcionamiento y eficacia en el logro de los objetivos que les dieron nacimiento. Algunas cumplen una función muy importante, otras duran el período de los alcaldes que les dan nacimiento y otras simplemente nacen muertas. En el eje cafetero existe la Asociación de Municipios del Paisaje Cultural Cafetero (PCC), creada a mediados de 2012 y que agrupa 47 municipios, en Caldas la Asociación de Municipios del Oriente de Caldas, entre otras.
Si bien se habla de que hay un proceso recentralizador desde el gobierno central, ejemplificado en la reforma de las regalías, también hay que mencionar que las figuras asociativas han adquirido una importancia especial con el gobierno de Santos, como estrategias para articular entidades territoriales en torno a objetivos comunes de desarrollo y por tanto en la optimización de los recursos públicos.
Desde el Plan de Desarrollo 2010-2014 “Prosperidad para todos” ya se hablaba con énfasis pronunciado de la necesidad de desarrollar proyectos supramunicipales y supradepartamentales, por lo que no fue sorpresa que la propuesta presentada por el gobierno de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial incluyera diversas formas asociativas, luego incluidas en la definitiva ley 1454 de 2011, que si bien es criticable por insustancial en varios aspectos, lo mismo que la de régimen municipal, hay que reconocerle su énfasis en pro de la integración entre entidades territoriales, al incluir los siguientes esquemas asociativos: las regiones administrativas y de planificación, las regiones de planeación y gestión, las asociaciones de departamentos, las áreas metropolitanas, las asociaciones de distritos especiales, las provincias administrativas y de planificación, y las asociaciones de municipios, acompañadas de instrumentos que contribuyen a la realización de esa esperada integración, como los contrato-plan, o los órganos colegiados de administración y decisión, OCAD, creados por la nueva ley de regalías.
La ley de regalías crea un esquema de regionalización interesante aún por evaluar, que ahora sirve de base para una propuesta recién salida del horno del gobierno respecto a la descentralización del Departamento Nacional de Planeación, se trata de la creación de seis regiones, que servirán como base para definir los proyectos a ser apoyados por regalías y que espera sean presentados por diversas entidades territoriales, fomentando de nuevo la asociatividad territorial. Antioquia, Caldas, Quindio y Risaralda constituyen la región eje cafetero, delimitación que si bien viene de arriba hacia abajo, puede ayudar en el acercamiento de estas regiones tradicionalmente cafeteras, pero que comparten más que café, abriendo, por ejemplo desde el punto de vista de Caldas, posibilidades muy interesantes de interacción con Antioquia, que sin duda tiene mucho que aportarle, pero que también necesita salir de su introspección. En el mismo sentido, ojalá también sea un aliciente para seguir pensando en la eco-región del eje cafetero, y aún más allá en la definición de estrategias territoriales de desarrollo en el marco de los Contrato-Plan.
Esperamos que este énfasis desde el gobierno nacional que estratégicamente ha ligado el desembolso de recursos a la integración regional, supradepartamental y municipal sea debidamente aprovechado por los gobernantes regionales y locales, y que para el caso específico de Caldas sirva para impulsar la muy trajinada integración subregional Centro-Sur, en la que venimos trabajando con la convicción de que es necesaria, no solo para dar respuesta a las políticas nacionales, sino por la misma urgencia de pensar conjuntamente el desarrollo de cinco municipios que comparten un presente que día a día los obliga a trabajar más y más unidos, con el riesgo de que por no hacerlo el eje económico y poblacional de Caldas quede aislado de la región y del país.


[1] Profesor Programa de Ciencia Política, Gobierno y RRII. Universidad Autónoma de Manizales.

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